LAS MONTAÑAS DEL ORO13
Vosotros los siniestros que le llamáis tirano, Vosotros los campeones del ideal humano, Vosotros los intérpretes austeros de la Vida, Vosotros los apóstoles de la razón deicida,Los que queréis derecho, libertad, luz, aurora,Para todo el que sufre, para todo el que llora,Para todo el que piensa, para todo el que canta,¡Oh admirables rebeldes de la luz: si os espantaQue Dios reine en sus cielos, que su grandeza impereEn todo lo que vive y en todo lo que muere,Que su palabra, llena de celestes cariños,Cubra de bendiciones las cunas de los niños,Que el trueno de su boca desarraigue los montes,Que el fulgor de su gloria llene los horizontes,Que el rayo de sus ojos, omnipotente, vibre,Dejadle, por lo menos, que sea un hombre libre!...Los astros centelleaban de fulgores divinos, Y daban fuertes sones como un bosque de pinosFlameante cabalgado por el huracán, sonesQue flotaban cual nubes sobre los escuadronesDe aquella gran columna blasfema. El mar oíaOía la montaña, la selva, el antro, el día,Presintiendo un cercano temblor de cataclismo Ante esas formidables alarmas del abismo.; Aquellos sones eran las palabras de una ira Tenebrosa que hablaba como el viento en la lira.«¡El alma está en peligro!», clamaban. Desde el cieloCaían sordas lágrimas de sangre y luz; el duelo
Dejar un comentario